Llueve… sólo agua…

En la sección del tiempo de las noticias de ayer lo dijeron: «mañana por la mañana no lloverá. Si acaso, a partir del mediodía». Una alegría. El clima se ha vuelto loco. Durante la semana más o menos se aguanta, pero llega el sábado y el domingo y es un no parar de llover…

Por eso esa «ventana» de una cuántas horas se antojaba perfecta para salir a rodar un rato. Pese a todo, y como el sol no radiaba como debería, no estuvo de más coger el chaleco, por si acaso… Así que para las 8 de la mañana ya estamos pedaleando. Una temperatura fantástica, de unos 14 grados. Alguna nube en el horizonte… nada preocupante… todavía.

Pasan los primeros kilómetros tranquilos, saludando a quienes van en dirección contraria y charlando con viejos conocidos con los que se hace más llevadero el primer tramo de la ruta. Ellos ya lo advierten: «hoy nos vamos a mojar». Y yo que sigo siendo escéptico, sigo confiando en aquel señor de la tele que decía que no, que hasta el mediodía no habría agua…

Y el agua llega. Lo hace primero con timidez, sin mucha fuerza. Eso sí, sin mentir: no va a ser cosa de una nube o dos. El agua ha llegado y lo ha hecho para quedarse un buen rato. Es en ese punto de la ruta, con unos 20 kilómetros en las piernas cuando hay que decidir: «media vuelta o hacia adelante?» La verdad es que suelo decir que las salidas de menos de 60 kilómetros no me llenan y, total, como mojado voy a llegar igual, pues vamos a seguir.

Es curioso ver como encima de la bicicleta la lluvia no afecta de la misma manera que cuando uno va caminando. Si no hace frío, el agua se tolera, incluso se puede llegar a agradecer en algún momento. Ayuda además cruzarse con otros ciclistas que dibujan una sonrisa en el rostro. Realmente sólo es agua. Sí que es verdad que hay que tener algo más de cuidado al tomar las curvas y especialmente al afrontar alguna bajada pero, de tanto en tanto, hacer esa ruta que has hecho cientos de veces introduciendo ese ingrediente acuoso puede hacerla nueva e inolvidable.

Y es que, al fin y al cabo, sólo es agua…