Año Nuevo

Inicio de año es sinónimo a echar la vista atrás y mirar con cierta nostalgia aquello que ya no volverá jamás. Personas, situaciones… todo vale. También es momento para poner el contador a 0 del cuentakilómetros, aunque muchos no hayamos dejado de salir durante la última parte del otoño y principio de invierno. Hojeamos artículos de entrenamiento, hacemos cábalas sobre las horas de las que vamos a disponer en el recién estrenado 2020, nos fijamos en esas marchas que aún nos quedan por hacer, en esas rutas, cercanas o no, que nos gustaría conocer…

Debo reconocer que a mi el final de año y el principio del siguiente me cogen en un momento algo extaño. Durante unos días deseo hacer algo distinto: correr, ir en MTB, parar a desayunar… Es momento también para tener consciencia de que los años pasan y que aquella amiga que se llama Strava igual en los próximos meses se convierte en una bruja que no deja de recordarte que aquellos tiempos que hacías en las cuestas de al lado de casa no volverán nunca más.

Pasados esos momentos hay que coger perspectiva y pensar que, quizá porque nuestras condiciones ni motivaciones nunca nos permitieron ponernos un dorsal en una competición de las de verdad, de rebote tenemos la suerte de que no tenemos que pensar en lo que se debe sentir cuando llega el momento de la retirada. Porque nuestras cualidades, sean las que sean y disminuyan cuando disminuyan, nos van a permitir seguir un año más montados en nuestro sillín. Que podremos seguir pasando un frío exagerado en las manos siempre que queramos, pidiendo nuestro cortado para acompañar al plátano de turno o sintiendo ese dolor en las piernas que, aunque no se corresponda con el mejor de los ritmos, nos hará llegar a casa satisfechos de la salida y con la cabeza ya pensando en la siguiente.

Vamos a por el 2020.